viernes, 7 de octubre de 2011

Igor Figueiredo


Igor Figueiredo





Igor Figueiredo nacio el 11 de octubre de 1977 (10/11/1977) (33 años) en Río de Janeiro, Brasil, es un jugador de snooker Professional desde 2010 - Clasificación actual 80 y su mayor bolada historica de momento es de138 puntos, termino 64 en el Shanghai Masters del Open World y por ello recibió una wild card en la gira principal para el 2010/2011, después de haber sido un segundo por detrás de Alfie Burden en el Campeonato Mundial de IBSF de 2009. También participó en la gira PIOS donde terminó 12 en el ranking después de los ocho eventos. Antes de competir en estos eventos Figueiredo sólo había jugado en mesas de10 pies. En su primer evento de clasificación más importantes, el Masters de Shanghai, Figueiredo venció 5-4 Jamie O'Neill y David Gilbert 5-4 (a pesar de ser atracado un frame por olvidar su taco). Su carrera terminó en los 64 últimos tras perder 5 -1 con Fergal O'Brien.
Él también se clasificó para las etapas televisadas del World open, perdiendo 0-3 en la tercera ronda a Mark Williams. Como resultado de su fuerte inicio de temporada, Figueiredo se ajusta para mantener su lugar en la temporada 2011/2012. Ojala pronto encuentre un buen sponsor para patrocinar su carrera en el viejo mundo.
Igor FigueiredoBorn
October 11, 1977 (1977-10-11) (age 33)Rio de Janeiro, Brazil
Sport country
Brazil
Professional
2010–
Current ranking
80
Highest break
138
Best ranking finish
Last 64: Shanghai Masters Last 64: World Open

miércoles, 5 de octubre de 2011

Stephen Hendry - the greatest Snooker player of all time!!




Stephen Hendry con sus caracteristicas de prolijidad, frialdad, Precisión e inmutabilidad lo llevaron a ser uno de los mas grandes maestros de la historia del snooker,

Neil Robertson cue power



Que retroceso!

How to Re-Tip Your Cue




Como cambiar correctamente una suela , por John Parris

How to Clean Your Cue



Aqui se muestra como mantener limpio tu preciado taco

Ideal Cue Length



Aqui John Parris te muestra cual es la altura ideal de un taco en relacion a nuestro cuerpo.

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martes, 4 de octubre de 2011

Espectacular documento sobre Alex Higgins





ALEX HIGGINS




Alex Higgins se emperraba en volver, como los malos recuerdos, una sombra de lo que fue, un tornado exhausto, con la voz ronca porque le han arrancado el paladar, su rostro de viejo terco, sus manos agarrotadas en el taco, la espalda encorvada sobre la mesa verde, todo envejecido, todo en ruinas menos sus ojos rencorosos, que nos prometen en vano ya vas a ver con quién te has metido...
El retorno de un campeón es siempre triste, porque nos deja una sensación de súplica, de mira que me he olvidado la billetera no tienes unos pesos te los devuelvo mañana...
El huracán del Snooker era una estrella como Best o Bobby Moore. Si esa es la sensación que da el retorno de un multimillonario como Michael Jordan, que no necesita dinero pero mendiga aplausos, imagínense la repugnancia de los buenos vecinos ante el retorno de Higgins, que anda por los pubs jugando desafíos por un puñado de esterlinas, una ruina, pobre, pobre Huracán, por qué no te quedas en tu rincón oscuro, no insistas que das lástima...
De la cima a lo más bajo
En su época era irresistible, el mejor jugador de snooker de la historia, si la calidad del deportista se mide por el placer del público.
Lo vimos en 1981, una noche de boxeo en el Royal Albert Hall. En el ring se abrazaban dos insignificantes campeones del mundo; en la platea, entre los mafiosos de rigor, estaban Carlos Monzón, George Best, Bobby Moore, un príncipe de la sangre... ese tipo de gente.
Higgins ingresó en triunfo entre el segundo y el tercer round. Lo sentaron en primera fila, al lado de su paisano Best, otro genio, otro alcohólico. Los vimos chocar sus frascos de licor y convidarse: bebían como los pájaros, levantando la cabeza antes de tragar.
George Best había renunciado al fútbol de primera división en 1973, cuando sólo tenía 26 años pero demasiada sed y ganas de divertirse. Ahora, a los 56 años, convalece de un transplante de hígado: el viejo ya no funcionaba más, petrificado por el alcohol.
Higgins jugó su último torneo en 1997, en Plymouth. Pasó un papelón y anunció su retiro diciéndole al público dónde podía meterse el taco (en el sitio de BBC Deportes en inglés está el vídeo con el exabrupto en todo su esplendor).
Jordan mendiga aplausos. Lo echaron a empujones y esa noche alguien le dio una puñalada.
Al año siguiente le diagnosticaron cáncer de garganta, desencadenado por la sinergia del tabaco y la bebida. Era un bebedor insaciable, capaz de poner bajo la mesa al actor Oliver Reed, su compañero de parranda, muerto en 1999 durante la filmación de Gladiator (consecuencia de una borrachera, claro).
Ahora, el cáncer contenido tras una operación, de nuevo fumando y bebiendo, el Huracán parece tan viejo como la noche a los 53 años, pero quiere ganarse unas esterlinas haciendo lo único que sabe hacer.
Se ha inscripto en el torneo Benson & Hedges (no, no sabemos si ésta es la marca de cigarrillos que él fuma) y debutará ante Lee Spink el 23 de octubre.
Spink no está entusiasmado: "Tal vez no se presente, pero si lo hace la atmósfera no va a ser muy grata, me temo que sea algo muy triste".
Clive Everton, el comentarista de snooker de la BBC, nos dijo que "Alex no está bien, y debe enfrentar a un buen jugador en la primera ronda. En los últimos años lo han visto jugar al pool en pubs y clubes, en desafíos por 10 esterlinas".
Somos nosotros, el público, los que damos un contenido importante a una realidad de lo más vulgar
Sí, como la película de Paul Newman, pero señores, un poco de respeto, que no estamos hablando de un personaje de ficción sino de Alex Huracán Higgins, un campeón formidable, un hombre que mantenía en vilo a los espectadores, que se abalanzaba sobre la mesa y desencadenaba un vendaval de golpes.
Un jugador de snooker convencional parece un simple billarista con algo más complicado entre manos, pero el Huracán parecía un zorro en anfetaminas que ha encontrado abierta la puerta del gallinero.
Sus actuaciones tenían ese frenesí, esa urgencia de la matanza que enardecía al público.
Una vez descargado, el ímpetu es irrecuperable, claro, de modo que este Alex Higgins que veremos a fin de mes será una caricatura, nos dice a coro casi todo el mundo.
Responsabilidad compartida
Y sin embargo... y sin embargo nosotros seremos los responsables de este espectáculo, no el pobre campeón en desgracia.
Somos nosotros, el público, los que damos un contenido importante a una realidad de lo más vulgar.
"El campeón (...) está condenado a consumirse "Lo que nos entristece no es el hecho de que un hombre quiera hacer lo que sabe hacer (aunque no lo logrará, porque así son las cosas de esta vida), sino que ese viejo testarudo quiera examinar nuestros recuerdos, la validez de lo que alguna vez admiramos.
Tenemos miedo de perder la conexión entre Alex Huracán Higgins y los instantes de felicidad que nos dio antes de indicarnos dónde meternos el taco de billar. Cuando ese vínculo desaparece, se esfuma todo.
Esto es lo que corresponde al espectador. ¿Y qué le pasa al actor, a Higgins?
Los viejos campeones quieren volver, creo yo, porque los atrae el abismo. Ser campeón consiste en prodigarse, en agotarse. Un campeón de vida ordenada, pura, simple, es un desatino, un error del guionista.
El campeón despilfarra y está condenado a consumirse, su trayectoria equivale a la de una mariposa nocturna alrededor del fuego.
El 23 de octubre Alex "Huracán" Higgins caerá en el fuego que busca desde que tenía pantalones cortos y soñaba con ser jockey.
El pobre cambió de oficio cuando se dio cuenta de que corría más rápido que el caballo. Arriba, viejo Huracán.


Cosas de Roonie..






Cosas de Roonie..




Muchos, o todos, los aficionados al snooker hemos pensado más de una vez que el juego de O’Sullivan parece mejorar con las prisas. Y esa impresión puede ahora tener un sentido más real que simbólico.
Para todos los jugadores el aspecto mental tiene una importancia crucial. Pero pocos son los jugadores que hablan de este aspecto tan abiertamente como lo hace The Rocket. En una reciente entrevista con la BBC habla de sus momentos bajos y dice que al acercarse un torneo puede empezar a pensar: "No voy a ir al torneo, odio este juego, me frustra jugar, jamás volveré a ganar otra partida, ni otro torneo". De hecho, la presión y las altas expectativas que se han puesto en él desde muy joven podían con él en estas ocasiones. Llegaba a pensar que "a no ser que ganara el Campeonato del Mundo o fuera el número uno del ranking, tenía la sensación de que había fracasado".
Esta idea de que la presión estaba impidiéndole alcanzar todo su potencial hizo que intentara diferentes métodos para luchar contra sus "demonios", como él mismo los llama. Y ahora aparece haber encontrado un sistema que funciona: correr. "Me ha entrado el gusanillo de correr. Entré en un club, conocí gente estupenda, y antes de darme cuenta estaba saliendo a correr todos los días". En estos momentos corre unos 80 km. a la semana, y "si tuviera que escoger, dejaría el snooker". Sin embargo, no sólo no ha tenido que escoger, sino que su nueva actividad le ha hecho adquirir una consistencia en el snooker que, según él mismo, no ha tenido en 14 ó 15 años. Incluso admite estar realmente disfrutando del snooker en estos momentos, y mejor preparado para aceptar tanto las derrotas como las victorias.
Su entrega a su nueva afición es tanta que está en contacto con clubes de corredores cercanos a los lugares en que se disputan los torneos, de modo que pueda seguir saliendo a correr durante los torneos, lo que mejora su concentración y en consecuencia su nivel de juego.
A medida que cuerpo y mente mejoran su condición, O’Sullivan enfoca más positivamente el snooker. "Ahora me doy cuenta de que tengo talento, incluso cuando juego mal". Y una nota de esperanza para sus muchos seguidores, después de tanto oirle hablar sobre su retiro.